13 octubre 2015

Ahora Entiendo...

Hallo!

Ha pasado más de un mes desde que puse un pie en Alemania y quería celebrarlo escribiendo una entrada. Describiría lo geniales que han sido estos días, lo mucho que he disfrutado de Bodensee y lo divertido que fue el Oktoberfest, pero me apetece hablar de cómo es llevar una casa por mi cuenta.

Cuando me dieron las llaves del piso y se comprobó su "buen" estado, vi que a parte de lo pequeño y frío (literal y metafóricamente hablando) que era, estaba vacío. Por no tener no tenía ni cortina para la ducha, eso sí, me dejaron una bonita escobilla demasiado usada y una papelera. Sabía que tendría que comprar lo básico para la casa, pero hasta ese momento no me había hecho a la idea de que debía empezar desde cero. Menos mal que mis amigas han estado a mi lado, porque sino me hubiera muerto con el simple hecho de pensar cómo se friega el parqué.

Este tiempo he podido apreciar el gran esfuerzo que hacen los padres y todas aquellas personas que tienen casa propia, puesto que se debe ser responsable para llevar las riendas. Hasta la tarea más sencilla, que es tirar la basura, se complica: ¿dónde va el papel de cocina?, ¿el tetrabrik se considera cartón o plástico?, ¿qué pasa si he tirado papel en la basura de "bioabfälle"? Anda, da igual, tíralo todo a "restmüll".  Por otro lado, yo había puesto pocas lavadoras antes de llegar a la residencia. En mi casa era fácil, sobre todo porque tenía a mano un papel con dibujos hechos por mí de cómo funciona, sin embargo, ahora me hago un lío cada vez que voy a la lavandería. Las instrucciones y las indicaciones están en alemán, y solo hay tres lavadoras y dos secadoras para alrededor de 600 personas. No me avergüenza admitir que llamé a mi madre el primer día para preguntarle qué programa debía poner en la lavadora. Lo gracioso es que hay gente que se olvida de recoger la ropa mientras que tú esperas más de una hora para poder usar las máquinas. Por si fuera poco engorro, la lavandería de mi residencia es la única que no acepta la tarjeta de la universidad: tenemos que comprar otra tarjeta hecha con cartón del malo.

Te harás una idea de que prácticamente no he tenido tiempo para mí, salvo por las noches en las que me he juntado con mis amigas para hacer maratón de películas o series. Me debes seis mil pesetas de "whissske". Comprar ocupaba el 80% de mi día a día. Parece que el pan, la leche y la verdura desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. Ahora sé lo controlada que debo tener la compra y lo importante que es tener una mopa a mano, no solo para deshacerme de los pelos que se me caen, sino para asesinar a mis amigas las arañas.

Además, me he dejado un riñón y medio este mes. No solo por la comida, sino por la escoba y compañía. (DE COMPRAR EL DETERGENTE SE ENCARGABA MI PADRE, ESTO QUÉ ES LO QUE ES.) Literalmente, el supermercado ha sido el lugar que más he visitado durante este mes con mis amigas. ¿Qué monumentos importantes ni qué ocho cuartos? Cuando vives solo, lo que más pisas es el supermercado. La gente se ríe cuando decimos: "bueno, he ido al Kaufland y... he comprado en Kaufland". Me dirán ellos que prefieren morirse de hambre o aprovechar al máximo el papel del baño para poder salir más...

Nosotras también hemos disfrutado de la ciudad y nos hemos montado unas buenas fiestas, así que me atrevo a decir que nos las apañamos bien. Miedo tengo a cuando empiecen las clases, que es de aquí a una maldita semana, porque ya me diréis vosotros cómo voy a arreglármelas para estudiar barra hacer trabajos, hacer la comida, limpiar, hacer la colada y comprar. SOCORRO. Pero no quiero agobiarme por ahora. Si no puedo sobrellevarlo, siempre me quedará tener la casa hecha un cristo y comer en la increíble y maravillosa cafetería de la universidad.

Yo, sobre todo, aprecio a mis padres. Desde aquí les doy las gracias y sonrío con inocencia, pues ya sé lo que se siente (aunque no tenga hijos). Eso sí, cuando vuelva a casa no sé yo si llegaré con ganas de ayudar en las tareas domésticas, eh...

Hasta aquí la entrada de hoy. Déjame en los comentarios qué te ha parecido, si has vivido lo mismo que yo o si piensas que lo harás. ¡Me gustaría saber tu opinión!

Tschüss!

+43


Foto de la primera vez que mis amigas y yo cocinamos lentejas
Bueno, yo supervisé. JEJÉ.

PD: Ay, mamá, cómo echo de menos tus purés de verduras, tus cantes de copla cuando friegas y tus gritos cuando no me apetece limpiar.

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