24 abril 2016

Papeleo Que te Veo


Hallo!!

En la entrada de hoy quería hablaros de un tema muy, muy importante cuando decides irte de Erasmus: la burocracia. En algunas universidades piden más documentación que en otras, pero todas acaban contigo cuando empieza la época del papeleo.

Antes de que se abriera el plazo para apuntarme al programa Erasmus de mi universidad ya estaba leyendo blogs y noticias sobre otros estudiantes que ya lo habían hecho, y todos coincidían en que hay que entregar una cantidad cósmica de papeles antes, durante y después de la estancia. Cuando todo parece fácil al principio, la universidad empieza por mandarte notificaciones de toda la documentación necesaria, y eso que aún falta más de medio año y varias fases para escribir en Facebook "Germany, here I go!". Que si una carta, que si fotocopias, que si formularios... Durante un tiempo piensas en que estudiar en un país extranjero no vale la pena si hay que escribir tanto.

Pero entonces te aceptan y te sientes un poco más motivado y, ¿por qué no?, relajado. Ya has entregado todos los papeles y solo te falta esperar a que te responda la universidad de destino. Y esperas. Y esperas. Y esperas. Y piensas que no te quieren ver el pelo, ya sea por tu procedencia o por tus notas o porque eres fan de Darth Vader. Tus compañeros ya han recibido la preciada notificación y tú te sientes excluidx y olvidadx. Me encantaría que en castellano existiera el género neutro. Te preguntas qué has hecho mal y al cabo de los dos meses aparece en tu correo un mensaje de alguien que está encantadx de que vayas a asistir a su universidad. TODO VUELVE A SER DE COLOR DE ROSA. Te asignan en un dormitorio que parece perfecto y te hacen pagar para poder estudiar en la universidad.

Piensas que el papeleo acaba ahí, PERO NO, AMIGOS MÍOS, OS PERSEGUIRÁ TODA LA VIDA. O al menos a mí me persigue a día de hoy. ¿Por qué? Porque cuando me quedaban dos meses para volver a casa, decidí que lo mejor para mis estudios sería quedarme un cuadrimestre más. Y mis amigas pensaron igual. ¿Cómo íbamos a reengancharnos al volver si ya llevarían un mes haciendo clase? ¿Cómo podíamos decirle adiós tan pronto a esa ciudad tan bonita? Solo habíamos pedido plaza para seis meses. Nos parecía una locura seguir tercero de carrera en nuestra universidad, así que de un día para otro estábamos en el despacho de nuestra genial coordinadora para casi rogarle que nos dejase quedarnos cinco meses más. Creíamos que nos iba a costar más esfuerzo convencer a las dos universidades, pero no fue para tanto. Eso sí, el papeleo no cesaba y nos encontramos con un nuevo problema: el temido Learning Agreement.

En mi universidad local nos obligan a escoger asignaturas de nuestra universidad de destino que sean similares a las que se supone que tendríamos que dar en la carrera, y también a cumplir el número de créditos, que es treinta. Convalidad asignaturas es importante. En cambio, a la Universität Konstanz le da bastante igual el Learning Agreement; comprueban que estemos haciendo las asignaturas y nos firman. Si fuera por el departamento, yo hubiera podido escoger una asignatura de Psicología como me hubiera gustado. De hecho, he ido a clase de Literatura con chicxs que hacen Política, pero mi universidad (y muchas otras) no permite tanta fluctuación. Por una parte, está bien, porque así no te pasas días pensando qué asignatura quieres hacer; por la otra, te quejas del Plan Bolonia y de sus duras normas. Además, con el Learning Agreement viene un apartado de cambios de asignaturas que a lo mejor usas tanto como mis amigas y yo hemos hecho. Los horarios que no cuadran y esas clases en las que dudas de si estás haciendo tercero o quinto de carrera son un verdadero dolor de cabeza.

Yo acabo de volver de mis cortas vacaciones en mi ciudad natal, lo que significa que aún me falta mucho papeleo y pruebas que hacer. Si salgo viva de ello, haré una fiesta y estáis todos invitados.


Tschüss!


Ésta es mi cara por culpa de tantos papeles.